NR. 12. DICIEMBRE DE 2005
TOLERANCIA CERO PUNTO UNO
Visto que la política de la tolerancia cero en el tema de las drogas ha llegado a dominar el enfoque de la mayoría de los gobiernos, uno acabaría concluyendo que la tolerancia es una cosa realmente mala. Obviamente, la tolerancia cero es bastante útil para la propaganda política: se presta para declaraciones de prensa muy tajantes, que los ciudadanos comunes pueden entender. Pero aparte de los cruzados morales y los fundamentalistas puritanos, la mayoría de las personas practicamos la tolerancia cada día. Es la base de nuestra co-existencia con otra gente; entonces porqué deberíamos enterrarla cuando se trata de la política de drogas?
En los Estados Unidos, el país donde se inventó la tolerancia cero, las consencuencias de esta política son catastróficas, y producen situaciones verdaderamente absurdas, como la vivida por el presidente de ENCOD, Farid Ghehioueche, cuando viajó a la Conferencia de la Drug Policy Alliance, organizada entre 10 y 12 de noviembre en Long Beach, California. Cuando llegó al aéropuerto de San Francisco, Farid fue encontrado en posesión de 0,0001 gramos de cannabis. Luego fue enviado a una celda de prisión donde pasó la noche en la compañía de 13 personas, y el día siguiente fue re-enviado a Francia con una estampilla en el pasaporte que significa que jamás puede volver a EEUU sin pedir una visa. Como Farid, 1.6 millones de personas son detenidos cada año en los EEUU. Dos tercios de los prisioneros en América más de 1.2 millones de personas están encerrados por haber cometido ofensas no violentas más que todo relacionadas con las drogas. Desde 1980, el número de prisioneros en relación con drogas ha incrementado siete veces.
En los Países Bajos, donde la tolerancia entre diferentes religiones y culturas fue el secreto detrás la prosperidad del país en los siglos 17 y 18, los resultados de una política tolerante con respecto al cannabis han sido notables. De acuerdo al último informe annual del Observatorio Europeo sobre Drogas y Toxicomanía (OEDT), la prevalencia del consumo de cannabis en el último mes entre los jóvenes de 15 y 16 años de edad en los Países Bajos es más baja que la de 8 otros Estados Miembros de la UE (Italia, Slovenia, Bélgica, España, Francia, el Reino Unido, Irlanda and la República checa), a pesar de que la disponibilidad de cannabis para adultos es tolerada abiertamente.
Sin embargo el ministro de Justicia Donner continúa rechazando la regulación del mercado de cannabis (solicitada por muchos alcaldes holandeses y la mayoría del parlamento nacional), amenazando con la furia del resto de Europa si Holanda tomara ese paso. Tal regulación, de acuerdo a Donner, no reduciría las molestias en el orden público relacionadas con las drogas. Porque, para reducir las molestias públicas, solamente serviría la tolerancia cero. Es decir, con el concepto de las molestias públicas, las autoridades justifican las medidas represivas contra los que ellas consideran ser los productores de estas molestias: sobre todo los consumidores de drogas. Y el resultado es que se multiplican las molestias para todo el mundo. Las molestias se pueden reducir cuando se toman medidas para promover la seguridad. En un sistema caracterizado no por la tolerancia cero, sino por la tolerancia cero punto uno, un circuito cerrado legal entre productores y consumidores de drogas reduciría el papel del crimen organizado. La instalación de un mercado legal basado en el comercio justo para el cannabis, la hoja de coca y el opio y sus derivados podría crear perspectivas de desarrollo en las áreas rurales marginadas de Latinoamérica, África y Asia, donde las actuales condiciones prácticamente están obligando a muchos a migrar. Igual podría contribuir a la disponibilidad de productos naturales que podrían competir con otros sintéticos, especialmente con respecto a los efectos negativos colaterales.
Después de que fue asesinado el cineasta Theo van Gogh en Holanda, el coffeeshop fue uno de los únicos lugares donde los ciudadanos comunes holandeses, tanto de orígen musulmán como no-musulmán, discutirían los unos con los otros a veces de manera caliente, pero siempre con respeto. Por el hecho de que tuvieron lugar estos debates, se llegaron a demoler muros entre las dos comunidades. Es bastante probable que los efectos del cannabis, a diferencia de los del alcohol por ejemplo, han contribuído a este resultado.Por el momento, el proceso político en materia de drogas no toma en cuenta estos pensamientos o argumentos. Las personas que podrían presentarlos, consumidores, productores y distribuidores de drogas, asícomo ciudadanos afectados, no están representados en el debate. Están en la cárcel, abandonados a su suerte, estigmatizados o simplemente ignorados. Unos pocos han sido reconocidos por el establecimiento político o jurídico, pero su voz es demasiado débil. Los políticos necesitan empezar a escuchar a los ciudadanos. Los disturbios nacionales en Francia en noviembre (causados por la muerte de dos jóvenes que intentaban escapándose de un control policial) demostraron claramente los límites de una política de tolerancia cero. Las autoridades francesas no serán capaces de prevenir una repetición de estos eventos por la instalación del toque de queda en las áreas afectadas, donde el comercio de drogas ha llegado a ser, entre otros, un método para la integración social. Obtendrán mejores resultados si logran involucrar a la población directamente en la solución de sus problemas.
ENCOD contínua a preparar la organización de una conferencia en el Parlamento Europeo, a principios de 2006, con la colaboración de 8 eurodiputados. El objetivo será de expresar apoyo político a las políticas inovadoras que están tomando lugar actualmente en Europa a nivel local políticas con el potencial de reducir daños causados por la salud y la seguridad pública en relación con las drogas, y al mismo tiempo, de explorar el papel de Europa en lograr un debate abierto sobre las Convenciones de Drogas de la ONU, al más tardar en 2008, cuando deben ser evaluadas.
Sin embargo, ENCOD continúa depender del apoyo de todos aquellos ciudadanos europeos que desean a contribuir a una mejor política de drogas en el futuro. En el mes pasado, varios miembros de ENCOD se han comprometido para seguir dando este apoyo, lo que asegura la independencia financiera de la red por lo menos por el momento. Sin embargo, todavía se requiere más apoyo en la forma de nuevos miembros.
Joep Oomen (con Farid Ghehioeuche y Peter Webster) - www.encod.org
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